Cuando el patio se
encuentra abarrotado de niños somos felices, soy feliz, el colegio cobra vida,
todo es vida: las escaleras, los pabellones, las aulas, hasta las envolturas de
caramelos lanzadas al aire por algún despistado parecen parlotear. En fin, observar el patio en la hora del recreo es un
verdadero deleite. El enjambre de niños que
se pugnan a codazo limpio los
arcos para el fútbol, es una maravilla.
Discusiones airadas: los más
Discusiones airadas: los más
grandes se apoderan de la cancha; protestas inútiles de los más pequeños. Finalmente
los más grandes hacen prevalecer su tamaño y hegemonía; pero ni tanto porque
luego de varias riñas los más pequeños regresan avivados por un líder de su
mismo tamaño, con el rostro agrio y los
puños cerrados. Ay de los que se atrevan a votarlos porque su líder, un pequeño
de 6 años, es una verdadera fiera; sólo sus manitos que se mueven de un lado a
otro, hacen retroceder al más villano de los villanos. Pero lo más asombroso: 3
o 4 niños apostados en el arco fungiendo de arqueros para distintos equipos. No
se cómo se las ingenian para no confundirse. Todos como púgiles en cancha se torean embravecidos. El sudor corriéndoles por la
frente, los pantalones sucios y los polos mojados. Ay de quien se atreva a cruzar
el patio en esos instantes porque termina vapuleado como tiro al blanco.
Escuchar el sonido de la
campana es otro deleite. Basta agitar un segundo la campana para que corran
como hormigas a distintas direcciones: unos a sus aulas, otros al baño, otros
al kiosco y, los más frescos, con el
caminar de una tortuga, se disponen a continuar sus juegos de canicas a escondidas detrás de las aulas. Observar la
hora del recreo es vivir con intensidad cada día de mi vida. Soy feliz. He
aprendido a apreciar lo bueno de mi trabajo y los niños con sus defectos y
virtudes como nosotros, son la parte
primordial de él. Un patio vacío cada fin de semana, es fúnebre, mustio y las
aulas melancólicas, hasta las palomas, asiduas visitantes, desaparecen para
retornar fielmente los lunes en la formación.
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